RECHAZO A LAS VACUNAS
El rechazo a las vacunas siempre ha sido algo que ha estado presente en menor o mayor medida. Sin embargo, durante los últimos años ha habido un movimiento especialmente potente de gente reacia a la vacunación. Ahora estamos viendo las consecuencias. Enfermedades como la tos ferina, rubeola, difteria, polio y otras enfermedades que nos suenan antiguas y lejanas, están volviendo a aparecer en nuestra población.
LA MODA DE LA NO VACUNACIÓN
Algunas celebridades como Jim Carrey y otros curanderos y pseudocientíficos han puesto de moda el concepto de “vacunas= componentes tóxicos y malignos”, y han empezado a ganar adeptos frente a lo que aconsejan los médicos. Dentro de la comunidad con autismo, también mucha gente sigue creyendo, desgraciadamente, que las vacunas causan autismo. En el año 1998, el Dr. Wakefield publicó un artículo en la revista The Lancet, relacionando la vacuna triple vírica con el autismo. Dicho artículo fue rápidamente retirado y calificado como fraude debido a las incongruencias, falsificación y poca rigurosidad del mismo, sin embargo, desde entonces, un movimiento anti-vacunas se despertó. En cualquier caso, se sabe muy bien que esto NO es así, puesto que el autismo no es una enfermedad, sino que es una condición, imprimida en nuestros genes, por lo que una vacuna no puede “producir” autismo.
CONSECUENCIAS
La consecuencia de la no vacunación ya se está viendo en muchos países desarrollados, epidemias de enfermedades como el sarampión están volviendo. Si bien es cierto que cada uno es consecuente con sus actos, decidir si vacunamos a nuestro hijo o no, no es algo que solo le afectará a él. Especialmente ponemos en riesgo a embarazadas y a niños menores de dos años. Vacunar crea inmunidad a las enfermedades, y la inmunidad colectiva “salva” a aquellos que no están vacunados. Ciertamente, los padres que deciden no vacunar, en realidad, confían en todos los demás para tener esa protección de inmunidad que ellos tanto rechazan.
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