Los niñ@s con TEA suelen tener una interacción con su entorno físico distinta. Su cerebro funciona de una forma diferente, es decir, que procesa la información de los estímulos externos de una manera distinta a la standard. Por ejemplo, puede no sentir interés por cosas nuevas y preferir lo conocido. También es común que se sienta abrumado fácilmente por demasiados ruidos o luces que normalmente los demás ni apreciamos.
EXCESO DE ESTÍMULOS
Un gran problema y conlleva muchas dificultades es precisamente esa alta percepción de estímulos. Cuando nosotros entramos a un centro comercial, quizás podemos sentirnos un poco agobiados si está muy lleno, pero podemos sobrellevarlo. Sin embargo, una persona con TEA, no solo se sentirá agobiado por una gran cantidad de gente, sino que a eso deberá sumarle muchos otros estímulos que recibe: sonidos fuertes, olores, colores, etc que percibirá a la vez. Eso le impide poder formarse una percepción clara del espacio, siente que todo está revuelto y que estalla en su cabeza.
De igual forma, le pasará con todo lo nuevo y que no conoce. Ese es uno de los grandes motivos por los que prefieren que todo esté en orden y por lo que odian los cambios. No saben qué nuevos estímulos tendrán que tratar de comprender y encajar en esa nueva percepción. Eso se traslada, por ejemplo, a tenerse que comprar una chaqueta nueva, cuyos colores y materiales posiblemente serán distintos y tendrá que volver a adaptarse a ellos.
Esta sensación de sobreestimulación les provoca inseguridad. Lo que les lleva a preferir cosas que ya conocen, rutinas y todo tipo de tareas que ya saben cómo hacer y espacios que saben cómo son.
¿SON EFECTIVAS LAS TERAPIAS?
Si bien es cierto que existen muchas terapias enfocadas a la integración sensorial, no suelen estar pensadas en concreto para personas con TEA, sino que son más genéricas. Suelen ser para personas con algún tipo de discapacidad intelectual, con lo cual, no se trabaja en concreto con las dificultades reales de los niños con autismo.
Sin embargo, hay muchas cosas que podemos hacer para desarrollar la integración sensorial. Se trata de pequeñas cosas que podemos incluir en nuestra rutina cotidiana, que ayudarán a sobrellevar esa gran cantidad de estímulos que nuestro niñ@ recibe y que no tiene manera de modular.
CONSEJOS PARA LA VIDA COTIDIANA
Quizás antes sabíamos que era importante que la rutina estuviera ordenada pero no le dábamos tanta importancia porque creíamos que se trataba de una manía.
Ahora que entendemos mejor los motivos de que a veces se sientan inseguros y tengan rabietas, podemos intentar encontrar soluciones de forma más efectiva.
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CREAR HORARIOS Y RUTINAS QUE INCLUYAN PARTE DE LOS ESTÍMULOS SENSORIALES
¿Qué significa esto? Que no nos limitemos a crear un horario con texto. Eso no anticipará nada de lo que sucederá. Solamente estaremos diciéndole a qué hora será, lo que es demasiado abstracto para él. Si vamos a llevarle a comprarse unos zapatos nuevos, podemos enseñarle vídeos de zapaterías. Mostrarle unos zapatos dentro de la caja de zapatos, y recrear la situación lo máximo que podamos. Incluir materiales distintos, etc.
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EVITAR HORAS PUNTAS, LUGARES MUY CONCURRIDOS O LLENOS DE ESTÍMULOS
Si sabemos de antemano que le pone muy nervioso ir al centro comercial, no le obligues a ir. Para que empiece a tolerarlo, prueba a ir en horas en las que sepas que habrá poca gente, y trata de que sea un tiempo reducido. Así, ya se habrá acostumbrado a ese espacio, y a la próxima, lo tolerará mejor. Puedes ir tratando de incrementar poco a poco el rato que estéis. Si un día se pone muy nervioso al primer minuto, no desesperes, eso no significa que todo el progreso se haya perdido.
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MODIFICA EL AMBIENTE PARA EVITAR SOBRECARGA SENSORIAL
Es evidente que no puedes modificar todo el ambiente externo, pero si puedes hacer pequeñas cosas. Por ejemplo: evita usar colonias fuertes, cambia las luces de casa si son muy potentes por otras más suaves, ponle música que le guste en su mp3 para minimizar ruidos externos, etc.
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DIETA SENSORIAL
La dieta sensorial no tiene nada que ver con los alimentos. Se trata de realizar una serie de actividades sensoriales planificadas que se incorporan a la rutina diaria de la persona con TEA y le ayudan a mantener el sistema nervioso organizado y equilibrado. Para ello debemos hacernos una idea del perfil sensorial de nuestro niñ@ fijándonos en qué estímulos le gustan y cuáles no. Aquí te proponemos una lista de actividades para que incluyas en su rutina:
Actividades para calmar: Masajes de presión profunda, sentarse en almohadas, colchones, chaleco de pesas, música suave, baño de burbujas…
Actividades para estimular: Hacer cosquillas, jugar con una bola de terapia, bailar, jugar en agua, música, tirar/patear la pelota, olores fuertes y estimulantes (menta, naranja, limón)…
Fíjate lo que le gusta y lo que no y crea su propia rutina sensorial, así trabajará los estímulos de forma controlada.
Te animamos a que pongas en práctica estos consejos, ¡estamos seguros de que verás resultados positivos!
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